Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.

Autoestima: nivel 0

Hoy, el Destino ha vuelto a burlarse de mí, de forma tan pérfida y retorcida que la felicidad ha escogido otra senda, no quiere involucrarse con alguien que lo tiene tan jodido para poder ser su grata compañera.
Entonces me he dado cuenta de que no podía correr (y no solo por mi roto tacón) a alcanzarla porque ya había escogido otras almas que inundar, difuminándose entre la multitud sonriente, ajena a los problemas que a nadie incumben de alguien en pena.
Los cielos se mofan, desperdician el valioso líquido de la vida cuando me ven, carcajeándose de mi suerte retorcida que me lleva a la esperanza para arrancármela de la forma más lenta y dolorosa. Además no se contentan con eso, buscan el sufrimiento y me impiden derramar una ínfima lágrima ante la derrota a mi amor propio, añaden que me desahogue soltando al escribir mis dolencias.
Y no es únicamente un conjunto de percances inoportunos, descubriendo que mi máxima es el estar siempre al borde de la plenitud espiritual pero nunca llegar a amarrarla a mi cuerpo, sino mi sino.

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