Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.
Y es que es un hecho
que el hombre necio
no guarda menor aprecio
a nada más que su lecho.

Y en su porte maltrecho,
infantil pero recio,
deja ver el desprecio
que bulle desde su pecho.

Y aún sin tu anuencia
el infierno te reclama
de vuelta al dulce hogar.

No opongas resistencia
si tu origen te llama
no tendrás valor de escapar.