Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.

Pamplinas.


Líbreme a mí de esta condena
que como cadena me cuelga
y en la cara a mí me restriega
su pesadez, mi mayor pena.

Eterna, inútil, poco amena,
sufrimiento truculento riega
y dolor sin cesar agrega:
de mis pies hasta mi melena.

No poder con este coñazo,
demasiado aburrimiento
es peor a que me parta un rayo.

¡Dispáreme ya un cañonazo!
Cúmplase ahora mi pensamiento
o en defecto llego al desmayo.

Nada ser si no eres nada.


Siendo el ser y no la nada,
en mi ser no hay nada
claro que lo oscuro se lo
ha llevado no quedando nada.
Es por esto que falta la luz
en mi alma descarriada que
no sabe, ni es, ni ve nada
sino oscuridad sin claros.
¿Qué es lo que el futuro con
su azar crudo nos depara?
Siendo el ser y no la nada,
¿qué hecho acontecerá en lo que
ahora el presente hace que
tristemente no haya nada?
A mi alma qué corresponderá,
¿una vida corta y fugaz
quizá de gran intensidad
o una vida larga y mordaz
de dura y cruel realidad?.
Digo yo, ¿y quién lo sabrá?.
Siendo el ser y no la nada,
en caso de que haya vida
donde no existe la nada
¿qué lugar ocupa la nada
si donde hay no hay nada?.
Si la nada crece pues en
el interior más recóndito de
nuestro propio ser, ¿qué es,
si en el ser no hay nada, lo
que entendemos por el ser?.
Siendo el ser y no la nada,
¿qué es mi ser si no es nada?