Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.

Pinchazos.

En la zona lumbar, en los pulmones, en la boca y también el cráneo, las puntas de los dedos, los brazos. Me recorren, juegan al escondite persiguiéndose, y luego proceden con los relevos, intercambiándose unos con otros a gran velocidad, y en cada zona compiten por alcanzar antes el dolor. Y su juego no acaba nunca, es infinito, porque cuanto más avanzan más terreno quieren ocupar.  Me agotan y me duermo, pero despierto y siguen, persistentes, como un torrente de agua modelando una terca montaña. He notado que van a estar ahí hasta que consiga aceptarme y librarme de los prejuicios que me he impuesto contra mí misma, porque surgieron cuando intenté ser feliz y fracasé.  Piden una reacción, pues bien, no la van a tener, me acostumbraré a su molesta insistencia.

2 comentarios:

  1. He ahi la razón por la que bebo alcohol. EL alcohol contrarresta y anula ese tipo de sensaciones machacantes y molestas que inundan nuestro sistema nervioso como un pajaro carpintero: toc-toc-toc.

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  2. Yo ácabé aceptándolas, no puedo vivir a base de Vozka.

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