Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.

Silencio va y viene mientras risa y locura me entretienen.

Y que todo me recuerde a él,
que no haya mejor opción
que en cada momento y ocasión
acordarme del roce de su piel.

No puedo ni caminar, sentir
que el aire y el viento
son producto de sus besos
y sin causa ni motivo reír.

Dejar de poder relajarte y
concentrarte en temas de otra
calaña, que hacerlo requiera maña
porque lo demás no es importante.

Querer entregarte, zafarte de
todos los miedos y complejos
y darte entera a tus anhelos
mientras tu fuego arde.

Vivir en un infierno helado
un iceberg como tu cuerpo
y como hielo en tus párpados
sin sus caricias de ángel alado.

Ansiar el hecho de poder
llegar a sus pensamientos,
ver su alma sin impedimentos
y al fin su mente entender.

Y que el deseo sea rojo
una hoguera que te revive
te sirve, y afortunadamente libre
y te lleve a su antojo.

Porque, y hasta aquí llegamos
eres algo necesario
ese ser complementario
y me ilumino si juntos estamos.

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