Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.

El futuro es azul.

Mírame a los ojos y miénteme lo peor que puedas. Sí, hazlo de forma desastrosa. Dame asco. Consigue repugnarme tanto que no haya palabras para describirlo, que me invada la pena pero alejando de mí la conmiseración. Y todo mi cuerpo estará repleto de felicidad. Las lágrimas me caerán, en efecto, debido a que sabré que ya no te amo. Conoceré lo que es la libertad.

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