Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.

Estimulantes.

He de deciros que, para vuestra desgracia, ni os necesité ni os necesito.
Yo no soy de ésas que dependen de vuestros efectos, no requiero ver de forma difusa para sentir que el confort me embarga.
Es más, os confieso sin ningún tipo de pudor que me disgustáis. Porque hacéis las cosas más fáciles, sí, pero también complicáis lo que ya es correcto.
¿Qué maldad se puede comparar a la vuestra? ¡RETORCIDAS SUSTANCIAS! Desinhibís a los débiles de voluntad y les lleváis a su propia perdición.
Son los escasos de fuerza los que sucumben a vuestros encantos.

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