Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.

No he nacido para ser nadie.

Con todas nuestras desavenencias
formamos un dúo de masas
que se riñen y se quieren
atraen, rechazan y  matan.
Somos manchas en una
nebulosa, plagada de estrellas
blancas que brillan y llegan
a languidecer de perfectas.
Apariencia es nuestro aspecto
que ya ni cuidamos al
sentirse como un muerto
al que han matado a base de
besos perezosos, imperfectos.
Traspasar fronteras de piel
y carne, maneras poco sutiles
de llegar a los confines
del albor del alba
en tu cuerpo desnudo.
Y sentirse impuro, al ansiar
más porque el saber que
no lo mereces tener te hace
rechazarle, a él.
Observar su rostro abatido
esperando la señal, para dar
lo más bueno de sí mismo
a alguien elegida casi al azar.
Defraudado, el sueño de
libertad se ha esfumado los
momentos de felicidad están
tan viciados como el aire
que nos oxida y respiramos.
Nos carcomen las dudas,
a mí por no ser tu dueña
a ti por la vida dura.
¿Qué piensas, tío?
Somos amigos, conocidos,
tengo solo derecho a roce
pero te he cogido cariño.
Pasión, droga blanda
que crea igualmente adicción
más difícil de quitarse que
cualquier otra insulsa tentación.
Ser la rosa que te lastima,
ser aquella espina que se
clava y te hace heridas
quiero al menos, y poder
ser parte de tu vida aunque
sea por un segundo incierto.
No, no te quiero dañar,
es la única forma que
se me ocurre para llegar
a convertirme en algo que no sea
un pasatiempo o despiste.
Descansa sin cerrar los
ojos, respirar en calma y
vivir gozoso, eso quiere yo
lo sé, vivir en paz sin poco
que hacer y mucho placer.
Experimentos a grandes
dimensiones, no tener límites
marcados y que te
guíen tus escasas ambiciones
(se las comieron los ratones).
Así no vas a llegar a nada,
no es que no te apoye
pero tengo mis razones.
Se te nota en la cara que
pareces haberte rendido
a lo que la cruel vida te depara.
¿Quieres luchar?
Engrasa tus armas entonces,
y que no sea a base de
fiestas, risas y desmadres
te digo no te conformes.
Naturalidad, ser espontáneo es
bueno aunque infravalorado
está, úsalo y convénceles de
tu originalidad, sala
comerte el mundo y luego
cuéntame como te va.
Espera, tengo conciencia,
de que esto son gilipolleces
que lo más seguro no te interesen
pero no me importa es
mi forma de llorar,
lágrimas que se quedan
en ojos de mirada locuaz.
¿Qué más da?
Lo que otros digan,
lo que quiera inventar,
lo que ellos piensan
o quieran pensar
si somos indiferentes a
aluviones de gente que
critica por gusto, a los que
luchan por ser diferentes y
justos, juzgándose distintos
al común de los denominadores.
Pero lo dicho, dicho ha sido
que aquí me quedo yo,
rimo e improviso y tú,
¿dónde estás?
Quizá buscando algo que hacer
con alguna más, puede ser
que salgas solo e intentes
trabajar, no me da la
cabeza para inventar más.
Pero creo que te quiero
un poco, algo, casi nada...
Lo suficiente, demasiado para un poeta.

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