Bienvenido estás, pues aquí:

Soñarás sin saber, suaves susurros sobre tu piel.

Y aparte de mi culpa, es la tuya.

Asco, me doy asco.
Veo todo desde dentro, en lo profundo, y mi ser se agita. Intenta salir, sufre convulsiones, quiere ver la luz que hay ahí fuera. Pero no le dejo, me envía náuseas y yo las reprimo, porque sentirme mal al menos es algo.
Asco, me doy asco.
Siento que estoy sufriendo, y que no descanso ni un rato. Llegan las lágrimas y el maltrago, el dolor físico y mental de un ser castigado. Y aunque ellas se deslizan no curan ni suavizan el odio, ni el desasosiego.
Asco, me doy asco.
Noto pinchazos en el pecho, pero no de esos que se dicen para quedar poético. Son punzadas de nostalgia, de las de verdad, que por suerte o desgracia al menos no sangran. Hálitos de esperanza, de vida quizá.
Asco, me doy asco.
Padezco en la agonía, de un grito ahogado en la afonía de mi cuerpo. No soy capaz, de liberar toda la angustia, y me consumo lentamente mientras la melancolía se hace pura. Y me siento estancada, en la amargura.
Asco, me doy asco.
Encuentro fatal el viento que me azota, que está en mi interior y sin cesar brota. Empuja, arremolina las sensaciones, lo hace todo aún más confuso y no atiende a razones. Decirte que ojalá un día perdones mis maldiciones.
Asco, me doy asco.
Poseo tantos defectos, que no hay piel para abarcarlos y buscan retozar lejos. Llena de apatía, sonrisas desvanecidas. Me duele la espalda, puede ser que lleve soportando mucho tiempo esta carga, y lo que le queda.

1 comentario:

  1. Pues escribes muy bien, para psicópata yo; pero ya quisiera escribir como tú.

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